Fue la comedia más nominada en un solo premio Emmy y fue más divertida que nunca. Hasta aquí los chistes, porque el oso No es una comedia, no es cierto que él lo haya hecho. Sin embargo, al observar la duración de sus episodios, sus creadores de cuestionarios decidieron presentarlo estratégicamente a las categorías de comedia en los premios North American Television Academy y American Television Academy, sin restricciones en este sentido, aguantó bien para otorgarle 25 nominaciones, lo mínimo que podemos hacer son las devoluciones del juego.
voló el ososí, mes y medio más tarde que en EE.UU., y no lo hizo más divertido, pero sí, más consciente que nunca. Casos al borde de la autoparodia involuntaria. Tanto es así que acabo con su protagonista dejando una crítica a su restaurante que podría ser una crítica a su propia temporada de la serie. “Confundido”, “excelente”, “incoherente”, “delicioso”, “decepcionante” son algunos de los adjetivos que utiliza un hipotético crítico gastronómico del Chicago Tribune en The Bear y que está bien para el osola serie.
Dos episodios fabulosos, el sexto, servilleta, protagonizada por Tina y dirigida por Ayo Edebiri, y la octava, Cubitos de hielo, con Nat y DD al volante, al igual que los dos extraordinarios episodios de la pasada temporada, pescadodrama familiar coral, y TenedoresCentrada en Richie, demuestra la capacidad de Christopher Storer, creador de la serie, para profundizar en sus personajes y conmover a su pequeño. Pero también es evidente que en la serie la cuesta construye líneas temporales sólidas y mantiene intereses sobre su protagonista. Para seguir el lenguaje de la serie: dos pasos brillantes no salvan un menú inventado para hoy.
Sorprende que una serie de tantas reflexiones en torno a la creación estén permanentemente curtidas en sus propios manierismos: esas broncas que creen ganar intensamente cuando perforan en la verosimilitud (“vete a la mierda”, “no, vete a la mierda” a la eternidad); esa edición deliberadamente abrupta y tortuosa como metáfora de pensamientos reflexivos; esas secuencias íntimas con sólo iluminación y diálogos susurrados, que bien podrían estar parodiando desde su cuenta de Instagram a la actriz Delaney Rowe, experta en respuesta a los tropos del cine independiente… el oso es mejor cuando apunta menos al obligo y más a la comprensión de sus personajes. Pero está claro que se trata de una serie que ha sido un tipo incapaz de apuntar más allá de su rollo obligado.
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