Estamos muy contentos con lo que cancelaremos hoy… | Televisión

Franco creía estar cansado de su tinglado atado y bien atado. Pero teníamos que morir y acabar desatarnos mientras quisiéramos disfrutarlo. A algunos líderes audaces se les anima a hacer lo que es posible en democracia y nosotros no queremos aceptarlo en absoluto. Entre esas válvulas que hemos examinado hasta la muerte del dictador estaba la bien restringida y administrada con toques de humor. No hemos justicia todavía quienes animando a provocarnos cortes de espasmos cuando bien podían empezar a luchar contra todo lo que se movía. Hemos realizado en la banda lo que más necesitábamos: volver, si se puede, en todos los casos y en la medida de lo posible, mejor.

Gila, Tip y Coll, Pajares y Esteso, Lina Morgan o Martes y Trece encabezaron nuestros favoritos. El primero regresó del exilio con su teléfono. Lo que se dice de la guerra o de las fiestas de la comunidad —“si un hombre ha muerto, pero a mí me ha perdido…”—, este horror es tan igual a los Cela como a Mihura y la codorniza, con los botones de la camisa abrochados hasta llegar y la boina bien cerrada, provocamos giros. Tip y Coll, sobre todo, entre los precios de la cafetería del aeropuerto o el famoso “y llega la semana…, hablemos del Gobierno”, el libro con su surrealismo grabado al detalle y sus dobles sentimientos. Pajares y Esteso, por su parte, deshollinaban secretos pero palpitantes deseos con los que dejaban patente la reresión sexual de nuestras entrañas recomendadas al estricto cumplimiento del sexto mandamiento. Hoy forma parte de nuestros lugares innombrables y nos debate dentro de la belleza y lo repelente. Lina Morgan se libera y daba cabida en su cuerpo a todas las posibilidades de payaso trufado de costumbrismo cheli, mientras que Martes y Trece aparecen como este soplo de aire fresco con su dominio del bosquejoparodias e imitaciones, a través de las cuales, de manera brillante, construyó un nuevo lenguaje para el humor español.

Vemos al alcalde en los programas de José María Íñigo, recogidos de sus fanáticos. Van a cada parte, varios días a la semana: Estudio Abierto, Directísimo, Esta noche… fiesta el Fantásticocuando ya no tenía televisión pública. Sus apariciones masivas multiplican el efecto curativo de nuestras heridas. Al día siguiente, tus preguntas, tus parodias, tu forma de oír, pronunciar o reinventar las cosas se convirtieron en un fenómeno llamado Popular, Familiar, Escolar, Laboral… La memoria se catalogó en su propio archivo con cada golpe de efecto. y, de listo, volvamos solos o en compañía a grabarlo. Hemos producido un lugar y una inmensa y nueva liberación, la riqueza de una cultura popular común y duradera.

Hay un radio que separa a los grandes humoristas de los genios del género. Está claro que los primeros utilizan su gracia y sus retornos para colocar una superficie deformada desde la que miran y, sobre todo, regresan. Los siguientes crean un lenguaje propio que es único y en este caso perdonador del lugar común, pero, con todas sus letras, inimitable, porque quienes pretenden emularlo en el ridículo. En esta categoría sólo entran algunos de los que han empatado en lo más alto: Martes y Trece, Chiquito de la Calzada, Eugenio y, sobre todo, ahí siguen para que lo puedan ustedes como bar en los teatros, Faemino y Cansado.

Todos ellos han aprendido que el poder de la televisión se ha cansado y ha luchado por marcar la diferencia. Por eso, como si fuera cómico, se separaron del desconocido y se retiraron al medio donde sabían que nada podía ser un problema: el escenario, no el escenario, incluso Javier Cansado lo frecuentaba. Ilustraciones ignorantes. El resto se conformó y se fue a las parrillas a ayudar a los programadores y a los churruscabanos -salvo, últimamente, el caso de José Mota, que resiste el fuego con sus grandes recursos- a dar paso a otros valores. Los vimos en los programasas de Íñigo, sobre todo, pero también en Uno, dos, tres…y, como no, en los especiales de Nochevieja, donde miramos el lienzo ante las uvas para observar dónde se ubican las grandes en sus grandes ciudades.

A veces, cuando entrabas en la oscuridad, el humor era el ingrediente corrosivo de otros espacios originales preparados con Movida y luego abría el camino a nuevos talentos en programas como este. la bola de cristal. Y algunos de ellos se ofrecen como el Viaja con nosotrosde Javier Gurruchaga también nos sorprende, como cuando dio la impresión de conocer a un niño cercano a Felipe González y todos los problemas que había tenido cerca del empresario. Si los humoristas de la Transición entienden que la parodia del político y su imitación marcan las nuevas líneas de la libertad, los dirigentes debían y el alcalde supieron demostrar capacidad de encaje. En este conoció a Pedro Ruiz, más que sus registros en televisión. Cada uno de los que pasaron al frente, desde Adolfo Suárez hasta Fraga y desde Felipe hasta Carrillo, aguantaron mecha.

Oye, esto de la suplantación política se ha quedado sin fuerza. Ellos mismos la imposibilidad. Su forma de exagerar, su implicación en el patético mentiroso del hiperbolismo, destruye este camino: no se puede hacer otra cosa. No sólo en España. ¿Qué es lo más ridículo de un Trump o de un Maduro? Sus cuentos en español no valen nada porque los humoristas saben que ahí les entristece. Más tarde, Maldita sea que guau después de todo, el camino hacia el ridículo o el resultado dependía de colocarlos en una trampa. Produce un cambio de paradigma en este sentimiento. Algunos lo superan, e incluso se consagran antes de la parroquia, como Esperanza Aguirre: otros, ni a muros.

Hubo líneas rojas en plena transición. Algunos acabaron cayendo, como lo que veréis con la Iglesia. Que no podrá ser demolido hasta que el siglo XXI entre en la era de la monarquía. Gozó de un pacto de silencio total. Hubo espacios en los que era imposible ver esta crítica. En cines. Los espectáculos de Els Joglars o los sanos rescates de Pepe Rubianes derriban estos bares. Tuve que disfrutarlo en una habitación. Estaba en nivel medio. Eso sí, cuando probaron la televisión no subieron tan bien como la apuesta. Encima de las tablas, no se triban. Debemos reconocer este mérito cuando sólo hemos llegado hasta ahí.

Hola, estos años saltan a nuestra memoria en la pantalla del medio de programas que tiran del archivo RTVE. como fuimos es una exposición. Pero lo que más temo es que se pueda acceder a él a través de las redes sociales. Ese baño de libertad que comenzó con el golpe de censura fue irredento, fresco, barreras abiertas y limitaciones dinamitadas por la fuerza de quienes lo consumieron, descaro la audacia y el apropiado sentimiento de provocación.

Gran parte de lo que vemos, cuando casualmente salta ante nuestros ojos en medio de un bobina de Instagram, por ejemplo, regido por ese algoritmo que sabe seducir a base de dinamita nostalgia, nos lleva a preguntarnos ahora, lo que desde entonces nos provocó la risa, sería posible en las nuevas esferas públicas. Los dogmáticos guardianes de las buenas costumbres la anularán a la primera. ¿Ha sido mejor el pasado? No en todo, pero en eso, desde cuándo sí.

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By Gabriela Martínez Estrada

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