Transformación en la gestión de residuos en Corea del Sur

Corea del Sur ha experimentado una impresionante mejora en el manejo de sus residuos alimenticios, logrando una tasa de reciclaje del 97%. Este éxito se debe a un sistema integral que integra incentivos económicos y sanciones severas para promover la adecuada separación y reciclaje de los desechos.

Inicios del sistema de reciclaje

Orígenes del sistema de reciclaje

En la década de 1980, Corea del Sur experimentó una rápida industrialización y urbanización, lo que llevó a un aumento significativo en la generación de residuos. La alta densidad poblacional, con más de 530 personas por kilómetro cuadrado, exacerbó el problema, resultando en vertederos cercanos a áreas residenciales que causaban molestias y preocupaciones ambientales. Estas circunstancias impulsaron al gobierno a implementar políticas más estrictas y sistemas de incentivos para mejorar la gestión de residuos.​

El modelo surcoreano opera bajo el principio de «paga por tus desechos», donde los habitantes incurren en un costo al eliminar restos de alimentos. Hay tres métodos principales para disponer de estos residuos:

  1. Bolsas aprobadas: Los ciudadanos emplean bolsas especiales proporcionadas por el gobierno para depositar sus residuos alimenticios. Estas bolsas están disponibles en diferentes tamaños y tarifas, por ejemplo, una bolsa de tres litros tiene un costo aproximado de 300 wones (unos 20 centavos de dólar). Una vez llenas, se ubican en áreas específicas para su recolección.​
  2. Sistema automatizado con tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID): En algunos edificios se han instalado dispositivos equipados con tecnología RFID que identifican al usuario mediante una tarjeta. Los moradores vierten sus residuos en estas máquinas, que miden el peso y registran el costo correspondiente, el cual se añade a la cuenta mensual de servicios.​
  3. Etiquetas para negocios: Los establecimientos de alimentos compran etiquetas prepago que adhieren a sus contenedores de residuos. Estas etiquetas indican que los desechos han sido abonados y facilitan su recolección y procesamiento adecuados.​
  1. Bolsas autorizadas: Los residentes utilizan bolsas especiales proporcionadas por el gobierno para depositar sus desechos alimenticios. Estas bolsas están disponibles en varios tamaños y precios, por ejemplo, una bolsa de tres litros cuesta aproximadamente 300 wones (alrededor de 20 centavos de dólar). Una vez llenas, se colocan en áreas designadas para su recolección.​
  2. Sistema automatizado con identificación por radiofrecuencia (RFID): En algunos edificios, se han instalado máquinas equipadas con tecnología RFID que identifican al usuario mediante una tarjeta. Los residentes colocan sus residuos en estas máquinas, que pesan la cantidad y registran el costo asociado, el cual se añade a la factura mensual de servicios públicos.​
  3. Calcomanías para negocios: Los establecimientos de alimentos adquieren calcomanías prepago que colocan en sus contenedores de residuos. Estas etiquetas indican que los desechos han sido pagados y facilitan su recolección y procesamiento adecuados.​

El sistema también contempla medidas punitivas para asegurar el cumplimiento. En zonas residenciales, cámaras de seguridad vigilan el uso correcto de los sistemas de reciclaje. Las infracciones pueden conllevar multas que dependen de la frecuencia y severidad de la falta. Por ejemplo, en ciertos casos, las multas pueden exceder los 10 millones de wones (alrededor de 7,000 dólares) para negocios que no acaten las normativas.​

Aplicaciones de los residuos reciclados

Uso de los residuos reciclados

  • Alimento para animales: Alrededor del 49% de los desechos reciclados se destinan a la alimentación animal.
  • Fertilizante: Cerca del 25% se transforma en abono orgánico para uso agrícola.
  • Generación de biogás: Aproximadamente el 14% se utiliza para producir energía renovable.

Retos y aspectos a considerar

A pesar de su éxito, el sistema enfrenta retos. Utilizar residuos de alimentos para alimentar a los animales implica procedimientos de tratamiento estrictos para prevenir riesgos a la salud. Además, la elevada salinidad de algunos alimentos tradicionales podría ser dañina para los animales si no se maneja correctamente. El incidente de 2019, cuando un brote de fiebre porcina impuso restricciones al uso de ciertos desechos como alimento animal, destaca la importancia de mantener controles rigurosos.

A pesar del éxito, el sistema enfrenta desafíos. El uso de residuos alimenticios para la alimentación animal requiere procesos de tratamiento rigurosos para evitar riesgos sanitarios. Además, la alta salinidad de algunos alimentos tradicionales puede ser perjudicial para los animales si no se procesa adecuadamente. La experiencia de 2019, cuando un brote de fiebre porcina llevó a restricciones en el uso de ciertos residuos como alimento animal, subraya la necesidad de controles estrictos.​

Lecciones para otros países

El modelo surcoreano ofrece valiosas lecciones para otras naciones que buscan mejorar su gestión de residuos:​Reporte Asia

  • Enfoque integral: Combinar incentivos económicos, educación pública y regulaciones estrictas puede ser eficaz para cambiar comportamientos y mejorar las tasas de reciclaje.​
  • Adaptación cultural: Es crucial considerar las particularidades culturales y hábitos alimenticios locales al diseñar políticas de gestión de residuos.​
  • Infraestructura adecuada: Invertir en sistemas de recolección y procesamiento eficientes es esencial para manejar grandes volúmenes de residuos de manera sostenible.​

La experiencia de Corea del Sur demuestra que, con políticas bien diseñadas y la participación activa de la ciudadanía, es posible transformar significativamente la gestión de residuos y avanzar hacia un modelo más sostenible y responsable.

By Gabriela Martínez Estrada

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