Kamala Harris Corteja a votante latino | Elecciones estadounidenses

En plena primera semana de su inesperada campaña presidencial, a Kamala Harris se le acabó el tiempo, poco más de 100 días después de las elecciones, para cocinar una barbacoa en los jardines de su residencia oficial en los terrenos del Observatorio Naval, en Washington. , un grupo selecto de “líderes de la comunidad latina”.

Eran los niños del pasado y el centro de la comida mexicana, adornos con papel pintado y una banda tocando mariachi, salsa y merengue. La vicepresidenta Harris, que vino a pasar el día en Houston (Texas), ciudad donde Dios es mitin para un sindicato de docentes, recibió a los miembros hispanos del gabinete del presidente Joe Biden, Alejandro Mayorkas, al secretario de Seguridad Nacional, Miguel Cardona (Educación ) y Xavier Becerra (Sanidad), así como los actores Rosario Dawson, Wilson Cruz y América Ferrera, la personalidad televisiva Ana Navarro y décadas de activistas trabajando para defender los intereses comunitarios.

La Fundación Voto Latino, organización cofinanciadora del evento, fue una de las primeras en mostrar su ayuda al vicepresidente estatal. También la promesa de aportar 44 millones de dólares (40,7 millones de euros) a la campaña de Harris en Estados Unidos, unos en disputa que pueden inclinar el desenlace de los presidentes hacia un lado o hacia otro. “Mientras la extrema derecha buscaba satanizar a los inmigrantes, destruir nuestra democracia y limitar nuestros derechos, ella lideró la defensa de una democracia multicultural”, aseguró la organización en su mensaje de respuesta. El grupo, anunció, centrará sus esfuerzos en Nevada, Arizona, Texas, Pensilvania y Carolina del Norte.

Harris conoce bien el poder del electorado hispano. Fue crucial en sus dos campañas como aspirante a fiscal general de California, un estado con una cuarta parte de los votantes latinos. En las elecciones de 2010, ésta también fue la principal frente a una de las suyas, la popular congresista demócrata Loretta Sánchez.

Su agenda como candidata presidencial está en contacto con ellos, según explicó la semana pasada en una entrevista a EL PAÍS Clarissa Martínez de Castro, vicepresidenta de la Iniciativa de Voto Latino de EE.UU., vestíbulo latina más grande del país y otras de las organizaciones presentes en la barbacoa, con propuestas como la lucha por los derechos reproductivos, la ampliación del acceso a la salud, la protección de los consumidores y un aumento en el control de armas. “El alcalde de nosotros enfrenta deportaciones masivas [que propone Trump]. Priorizamos la legalización de inmigrantes indocumentados que llevan años en el país. También esperamos tener mano dura contra las personas y el tráfico de drogas».

La víspera del acto en la residencia del vicepresidente, la campaña de Harris, animada por el entusiasmo tras el abandono de Joe Biden de buscar la reelección y las donaciones (más de 200 millones de dólares en una semana), presentó internamente un documento sobre el plan para conquistar la Casa Blanca en la que prometió ampliar su campo de batalla a algunos estados decisivos, entre ellos Georgia, de los que Biden había dado poco menos que perdidos. Es un plan en el que el apoyo de los hispanos, con sus 36 millones de sufragios, es fundamental. Es posible, según sus datos: el memorando cita una respuesta que concluía que ese segmento del electorado, tradicionalmente demócrata, no sólo prefería al vicepresidente al candidato republicano, Donald Trump; También la respuesta más decisiva de Biden.

Sabes lo que estás pasando, es entender lo que vas a pasar por dentro, no te preocupes por nada.

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La vicepresidenta, según una encuesta de CNN la semana pasada, tiene un 6% más que el presidente en el electorado español. El segundo grupo con intención de voto creía más en el cambio de candidato, sólo por detrás de los afroamericanos (8%). Estas mejores perspectivas son esenciales en dos estados cruciales de su país en noviembre: Arizona y Nevada, donde los latinos representan el 21% y el 19% del electorado, respectivamente. Sí, Biden recibió ambos en 2020 con un agradecimiento como respuesta.

En el cuerpo a cuerpo con Trump, una historia de EL New York Times/Colegio de Siena Los datos publicados la semana pasada cifran el 57% del padrón electoral que recibieron los hispanos, por delante del 38% de los que votaron por los republicanos. Pueden parecer una serie de tranquilizantes, pero no lo son tanto: en realidad desaconsejan una tendencia anterior, especialmente la de Biden como primera. En junio, el mismo entrevistador determinó que Biden dominaba entre los votantes hispanos por sólo un punto (45% a 44%).

Transferencia electoral

Por esta razón, los analistas han comenzado todo el año tratando de identificar cómo un candidato que promete deportaciones masivas después de llegar a la Casa Blanca podría ganar nuevas simpatías en la comunidad. “Es muy fácil”, explica Jaime Flórez, del Comité Nacional Republicano, “porque toda la gente que viene viene a nuestros trabajos, a las escuelas de nuestros hijos, a las salas que podemos visitar en los hospitales; por todo lo que hemos ido conquistando en las últimas cinco décadas”, considera. “Nosotros, como latinos, nos damos cuenta de que los valores republicanos están más alejados de los nuestros, en términos de aborto, familia, educación…”.

Mientras el partido conservador intenta vincular a Harris con el título de “zarina de la frontera”, una carga que nunca tiene, cabe considerar que Biden le dio luz verde al inicio de la legislatura que abordó las relaciones con México. , una tarea en la Si tiene un modelo bastante desastroso, los líderes demócratas latinos se han embarcado en sus registros “como lo fue la presidencia de Trump”, según explica Ángela Romero, presidenta del Caucus Nacional Hispano de Legisladores Estatales. “Quien se sienta tentado a votarlos, sólo tiene que escuchar sus discusiones y cómo nos deshumanizan, sin distinguirlos de quienes, como yo, criaron en este país muchas generaciones de quienes aspiran a liderar. Es una retórica cargada de odio”, continuó.

La intención de voto conservador entre los hispanos es, sin embargo, un problema para el analista Mike Madrid. Hay cifras que se parecen a las que obtuvo Trump en 2020. “Lo que no es bueno, pero sí concuerda con las tendencias de asimilación política que hemos visto”, aseguró en las redes sociales de Madrid, que más esperanzas tienen para nuevas investigaciones estatales. por Estado para que puedas sacar conclusiones, en el momento recuerdas algo que se te olvida en el menú: los latinos no forman un todo uniforme. Los alcaldes de origen mexicano en Arizona y los puertorriqueños y centroamericanos que dominan Pensilvania no son los mismos.

By Gabriela Martínez Estrada

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